25 de mayo de 1810, Buenos Aires, Argentina (25 de mayo de 1810) - Léonie Matthis
- Fotografia e Nostalgia

- 28 de ago.
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25 de mayo de 1810, Buenos Aires, Argentina (25 de mayo de 1810) - Léonie Matthis
Buenos Aires - Argentina
Museo Nacional del Cabildo de Buenos Aires y de la Revolución de Mayo, Buenos Aires, Argentina
Aguada sobre papel - 1945
Texto 1:
Léonie Matthis fue una artista francesa radicada en Argentina. Nació en Troyes en 1883. Con quince años de edad ingresó en la Escuela de Bellas Artes de París, donde estudió diez años. En 1904, por primera vez la Academia de Bellas Artes de París admitió académicas del género femenino. Léonie Matthis fue una de ellas.
En España conoció al retratista asturiano Francisco Villar. Con él se casó e instaló en Buenos Aires. En 1919, Matthis obtuvo el primer premio único para extranjeros en el Salón Nacional. En la década de 1920 comenzó una línea de pinturas históricas, característica por sus series. En 1936 con motivo del IV Centenario de la Fundación de Buenos Aires produjo la primera serie de trece grandes cuadros titulada “Historia de la Patria a través de la Plaza de Mayo” por encargo de Oscar Carbone y María Luisa del Pino. La serie se expuso ese año en la Farmacia Franco Inglesa. En la década del sesenta, en una subasta pública, la adquiere el Museo de la Ciudad de Buenos Aires Brigadier Cornelio Saavedra, donde permanece expuesta.
Léonie pintaba con acuarela usando una técnica similar al óleo llamada gouache. Consistía en realizar capas, pinceladas con acuarela opaca, y plasmar los colores claros y luces con blanco. Al secarse, los colores ofrecen una tonalidad clara de aspecto opalino. En su paleta priman los colores cálidos, claros y luminosos. Sus trazos logran dotar al paisaje de movimiento y vida.
Aunque empleaba una técnica rápida, para cada obra realizaba una labor previa de investigación y documentación, para “construir la percepción”, mediante testimonios y restos materiales. Su soporte eran iconografías recopiladas por Alejo González Garaño y Guillermo Moores. Puntualmente, en su obra “25 de mayo de 1810”, se pueden detectar las influencias de las litografías de Carlos Enrique Pellegrini, en el detalle de la reconstrucción edilicia de la arquitectura pública, en la recreación de los usos y costumbres y en la paleta clara de colores. Su estilo buscaba deliberadamente la apariencia verosímil de la obra como si fuera realizada contemporáneamente a los hechos representados.
Para la concreción de sus cuadros históricos recurrió al asesoramiento de figuras de un círculo de sociabilidad intelectual al cual había accedido como artista, como los historiadores Ricardo Levene y Enrique Udaondo, el escritor Leopoldo Lugones, Mario Buschiazzo, el sacerdote Guillermo Furlong, entre otros. También se documentó en museos, archivos y colecciones, y leyendo libros de historia y relatos de viajeros, para hacer de su obra un viaje retrospectivo. Sin embargo, no asumió a su obra como documentación histórica, siempre se refirió a la recreación del pasado en términos de evocación o ensueño, que precisaba de un estado de sugestión o de “gracia” que le permitía remontar la corriente del tiempo a la cual había accedido mediante el estudio e involucrarse en la ejecución en el momento histórico que estaba plasmando en su obra.
Léonie Matthis se alejó del estilo pictórico del Centenario y de la semblanza de los próceres, aunque no de sus escenas y escenarios, a los cuales pobló de figuras anónimas, sin facciones. Eran sólo fuerzas en movimiento. Murió el 31 de julio de 1952. Texto do Museo Nacional del Cabildo de Buenos Aires y de la Revolución de Mayo.
Texto 2:
Leonis Matthis nació en 1883 en Francia pero se radicó en Argentina tras casarse con el retratista Francisco Villar. Durante sus casi 70 años de vida, Léonie fue pionera en abrise camino como mujer en el mundo artístico. En 1904 fue admitida en la Academia de Bellas Artes de París, cuando por primera vez permitieron el ingreso a personas del sexo femenino. En 1919, ya en Argentina, obtuvo el primer premio único para extranjeros en el Salón Nacional. Y en la actualidad, su obra "25 de Mayo de 1810" es la única realizada por mujer con firma de la colección del Museo del Cabildo y la Revolución de Mayo.
En la década de 1920, Léonie Matthis comenzó una serie de pinturas históricas. En 1936, con motivo del IV Centenario de la Fundación de Buenos Aires, produjo la primera serie de trece grandes cuadros titulada “Historia de la Patria a través de la Plaza de Mayo”. Léonie pintaba con acuarela usando una técnica similar al óleo llamada gouache, que consistía en realizar capas, pinceladas con acuarela opaca, y plasmar los colores claros y luces con blanco. Al secarse, los colores ofrecen una tonalidad clara de aspecto opalino.
Para la realización de sus cuadros históricos recurrió al asesoramiento de figuras de un círculo intelectual al cual había accedido como artista, como los historiadores Ricardo Levene y Enrique Udaondo, el escritor Leopoldo Lugones, Mario Buschiazzo, el sacerdote Guillermo Furlong, entre otros. También investigó en museos, archivos y colecciones; leyendo libros de historia y relatos de viajeros, y observando el trabajo de otros artistas. En su obra "25 de mayo de 1810”, se pueden detectar las influencias de las litografías de Carlos Enrique Pellegrini, en el detalle de la reconstrucción edilicia de la arquitectura pública, en las acciones de los pobladores y en la paleta clara de colores.
Su bien su estilo buscaba la apariencia verosímil de la obra como si fuese realizada en el mismo momento que los hechos representados, nunca asumió a su obra como documentación histórica, siempre se refirió a la recreación del pasado en términos de evocación o ensueño, que precisaba de un estado de sugestión o de “gracia” que le permitía remontar la corriente del tiempo a la cual había accedido mediante el estudio e involucrarse en la ejecución en el momento histórico que estaba plasmando en su obra.
Léonie Matthis se alejó del estilo pictórico del Centenario y de la semblanza de los próceres, aunque no de sus escenas y escenarios, a los cuales pobló de figuras anónimas, sin facciones. "Eran sólo fuerzas en movimiento". Trecho de texto do Governo da Argentina.
Texto 3:
En Argentina se celebra el aniversario de la Revolución de Mayo de 1810, la gesta que permitió la separación del colonialismo español y el camino hacia la independencia declarada seis años después. Y sin dudas, el imaginario sobre aquellos días tiene firma de mujer: Léonie Matthis (1883-1952), como sucede con la obra 25 de mayo de 1810, que se encuentra en el Cabildo de Buenos Aires.
“Nadie la conoce, pero todos la conocemos. Muchas generaciones de argentinos crecieron aprendiendo con las ilustraciones de los libros de textos escolares, que son sus cuadros”, comentó Ignacio Gutiérrez Zaldívar, poseedor de la mayor colección sobre su obra y autor del libro Léonie Matthis.
Nacida en Troyes, Francia, Matthis realizó una carrera pictórica en Argentina que la convirtió, entre otras cosas, en una artista fundamental en la recreación de momentos y monumentos históricos del país. Cuando la Academia de Bellas Artes de París admitió mujeres por primera vez, ella se mudó con 15 años a la capital francesa para presentarse y fue aceptada.
Durante un viaje, conoció al retratista español Francisco Villar, quien vivía en Argentina, y a los meses ella dejó la vieja Europa para unirse a él y casarse en 1912. Tuvieron 8 hijos. En 1919, ganó el primer premio único para extranjeros en el Salón Nacional y un año después inició su camino en las pinturas de recreación histórica. En 1922 expone en el Museo de Arte Moderno de Madrid, mientras que en 1936, comienza con lo que fueron 13 grandes obras de su serie “Historia de la Patria a través de la Plaza de Mayo”.
“Hasta donde tengo registro, ella es la única pintora histórica. Si bien la obra del Cabildo es sobre el ’25 de Mayo’ tiene otros cuadros más sobre Plaza de Mayo, por ejemplo. Léonie pintaba luego de documentarse muchísimo, no era que realizaba interpretaciones, sino que realmente estaba empapada sobre la Colonia y la Revolución”, explica Clara Sarsale, responsable del área de desarrollo de proyectos del Museo del Cabildo.
De aquella serie surge 25 de mayo de 1810, que tras una subasta pública, fue adquirida por el Museo Nacional del Cabildo y la Revolucion de Mayo en la década del ‘60. Hoy se exhibe en la Sala Capitular, lugar donde se formó la Primera Junta de gobierno, y es la pieza número 1 del inventario del espacio.
En la obra se aprecia una de las características pictóricas de Matthis, su preferencia por la expresión grupal, por sobre lo individual, como también su técnica favorita, el gouache, y su paleta donde dominan los colores cálidos, claros y luminosos, y con trazos que dotan a la obra de movimiento y vida.
“Nuestro oficio es todo de silencio y reflexión, nuestros cuadros hablan por nosotros. El objetivo de mi vida ha sido la reconstrucción y evocación del pasado por medio de la pintura. Pero para hacerlo es necesario el estudio y la investigación. Todo esto requiere años de trabajo y una constancia enorme; además debe formarse el gusto e intensificar su cultura por medio de detenidas visitas a los museos y de recogidas contemplaciones delante de las obras maestras”, decía Mathiss, quien a lo largo de su vida nunca paró de trabajar.
Recorrió gran parte del país, desde la Patagonia, al Norte y el Litoral, como también Bolivia y Perú, en 1939, países que la nombraron miembro de las Sociedades Geográficas. Además, nunca dejó de dictar clases. Texto do Infobae.
Nota do blog: Imagens 1 e 2, data 2025, crédito para Jaf / Imagem 3, data e autoria não obtidas.



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